Entrevista con Javier Weyler, baterista de Stereophonics
Entrevista con Javier Weyler
VL: ¿Quién era Javier Weyler antes de Stereophonics?
JW: Bueno, el mismo, siempre he sido el mismo. Yo empecé a tocar cuando tenía 13 años y profesionalmente desde los 15. Tenía una banda en Venezuela que se llamaba Claro Oscuro, nos fue super bien dentro del mercado del rock en Venezuela, tocamos con Soda Estéreo, Molotov, Control Machete, Alanis Morisette, estuvo muy bien. Pero después de 10 años yo decidí venirme acá para estudiar ingeniería de sonido. Mi plan era quedarme un año y regresar, pero por una u otra razón terminé quedándome acá, ya estoy 11 años.
VL: ¿Cómo te integraste a Stereophonics?
JW: Comencé a trabajar en estudios de grabación como voluntario, aprendiendo y poco a poco me comenzaron a llamar y a contratar y tuve la suerte de que uno de los primeros trabajos que hice fue con Stereophonics, desde entonces nos hicimos amigos. En el disco en el que yo trabajé con ellos hice asistencia y terminé haciendo percusión. Cuando estaban de gira su baterista se fue y cuando volvieron a Londres a grabar cosas nuevas yo terminé tocando los demos para ellos por casualidad, ellos no tenían un baterista y yo prácticamente vivía y respiraba en ese estudio como ingeniero de sonido, no tenía otra cosa en mi vida en ese momento, le estaba dando el todo para el todo pero a la vez seguía haciendo música, y tenía mi batería en el estudio. Fue un proceso natural porque ya éramos amigos, eso ayudo mucho, una cosa llevo a la otra y finalmente me llamaron para grabar unas canciones con ellos y terminamos grabando todo el disco. Nunca hubo un momento de sentarse y decir bueno “vas a ser parte de la banda”. Fue bastante inocente en ese sentido, nos juntamos a hacer la mejor música posible y el mejor álbum y paulatinamente la relación se fue forjando. Tiempo después el manager me pregunto si quería ser parte de la banda, fue un proceso muy lindo.
Si bien me fue bien en Venezuela, aquí era bien distinto, un latino tratando de encontrase la vida. Nunca me planteé que iba a pasar lo que pasó, 80% de lo que hacía en el estudio era hacer tés y cafés, tuve mucha suerte.
VL: ¿Cómo te ha cambiado el hecho de ahora ser parte te una banda internacional tan prestigiosa?
JW: Muchísimo. Pero por suerte esto me llegó en una etapa de mi vida en la que estaba listo para recibirlo, si hubiera pasado a los 17 años, hubiera sido diferente, ¡un desastre!. Te cambia la vida por completo, te compras cosas que no podías comprar antes, empiezas a vivir en otros niveles de la sociedad a los que antes no tenías acceso. También, el poder viajar, es algo que disfruto mucho, nunca fui muy viajador, también por cuestiones económicas y de familia pero ahora viajo demasiado, por placer y por el trabajo. Nunca había estado en Europa antes de venirme a vivir acá. Ahora conozco casi todo el mundo.
VL: ¿Es muy agotante?
JW: Sí, ¿pero qué no es agotante?, todo trabajo es agotante, depende como a uno le toca la vida, pero tienes momentos que hacen valer todo eso la pena. Para mí, esa hora y media que estas en la tarima es lo mejor que te puede pasar.
VL: ¿Vuelves a casa? ¿Donde es casa?
JW: Londres, es el primer lugar que es mío, estoy echando raíces. Antes las giras eran más largas ahora son más cortas para volver a casa mas seguido, yo soy el único que no soy padre en la banda, los demás ya tienen niños y queremos mantener las cosas más reales y sanas. Los fundadores de la banda Kelly y Richard son de Gales pero desde hace 9 años también viven en Londres.
VL: ¿Regresas a Venezuela?
JW: Si, trato de ir lo más que puedo. Aunque casi toda mi familia está en Argentina. Tengo familia en Estados Unidos también. Es difícil decidir a dónde vas a visitar. Ya va a ser 4 años que no voy a Venezuela. Este año voy a Argentina.
- VL: ¿Tienes otros proyectos paralelos a Sterophonics?
JW: Sí, siempre trato de hacer varias cosas. Podría sentarme muy cómodo con Stereophonics pero no puedo. Comencé a componer mis cosas y en 2007 presenté Capitan Melao, mi propio disco, hice varias presentaciones acá y también fuimos a Venezuela. El proceso fue una necesidad de hacer un disco en español, una necesidad de expresarme más allá de Sterophonics. Uno tiene sus raíces latinas pero a veces se olvida de eso cuando esta acá. La realidad es que uno es una mezcla, uno empieza a sentirse cómodo en esta sociedad. Pero tenía la necesidad de mezclar ritmos latinos y hablar en español. Algunos latinos solo piensan en salsa, pero creo que las cosas van cambiando. Es importante que los latinos que estamos acá nos integremos y tratemos de mantener latentes nuestras raíces, reflejar lo que es uno a través del arte.
VL: ¿Cómo te ves de aquí a 5 años?
JW: Muchas cosas. Quisiera ser papa, eso va a venir. Profesionalmente, estar contento, sentirme completo y con desafíos para seguir creciendo. Quiero hacer proyectos nuevos, igualito que ahora.
VL: ¿Cómo escogiste la batería como instrumento? ¿Cuándo comenzaste a tocar?
JW: La música estuvo alrededor de mí siempre, Mi papa tuvo una banda en Argentina en los años 60, lo hizo de manera semi-profesional, mi mama cantaba, mi abuela tocaba piano y mi abuelo trompeta. Pero realmente, hay dos razones por las que yo comencé hacer música. Mi hermano se compró una guitarra y él me pedía que tocara batería y luego, en un viaje a Argentina, el amigo de mi papa que era su baterista en los años 60 me regalo unos pedacitos de batería que me llevé a Venezuela y comencé a hacer jams con mi hermano y con un vecino que teníamos e inmediatamente me enganchó y comencé a tomar clases, desde los 13 años. Mi madre me apoyó mucho, empecé clases en una escuela de música y mi profesor habló con ella para recomendarle que tomara clases privadas pues creía que era un buen alumno. Fue increíble porque a esa edad uno es una esponja, y tener alguien que te enseñe así cada semana y que te apoyen así te determina y te forma muchísimo. Pasaba clases en el medio del centro de Caracas, en un lugar muy modesto, en un sótano. Hasta este día, mi profesor sigue dando clases allí y sigo en contacto con él.
VL: ¿Cómo es un día normal de Javier Weyler en Londres?
JW: Hago de todo. Siempre estoy haciendo algo, no me puedo quedar mucho tiempo quieto. Pero una cosa que me gusta mucho hacer aquí en Londres es correr, me gusta salir a correr al borde del Rio (del Támesis), es muy bonito, te oxigena la cabeza, te da tiempo de pensar y te enfoca para las cosas que quieres hacer. De hecho en el 2009 hice el maratón aquí en Londres para ”Cancer Research”, yo ya perdí 3 abuelos por cáncer entonces era algo que quería hacer con mi hermano. Pero también es por etapas, a veces corro mucho y otras veces no. Lo mismo con la cocina, me gusta mucho cocinar pero no lo hago todos los días. Y también tengo mi equipo en casa entonces siempre estoy tocando, estoy grabando, componiendo, estudiando, por ejemplo ahora el piano y la guitarra. Es una profesión en la que las experiencias son importantes, mas aprendes, más sabes, mejor eres. Sigues descubriendo música, mas allá de ser artista y de la parte comercial, del business, que a mí no me interesa, la esencia del por qué uno hace música no tiene nada que ver con eso. Es importante ser autocritico y forzarse a hacer cosas nuevas, eso es lo que te hace crecer.
VL: ¿Qué es lo que más te sorprendió al llegar al Reino Unido?
JW: Lo primero que me viene a la mente fue que no haya basureros, sobre todo en el metro. Tenía la impresión que la ciudad estaba sucia, ahora ha cambiado. Pensaba “No puede ser que no pongan basureros”, no sabía que era por cuestiones de terrorismo, etc. Luego la luna, me acuerdo que era noviembre y había una luna muy grande amarilla, era muy grandioso y me impactó bastante.
VL: ¿lo que más te gustó?
JW: Los brazos abiertos en el sentido cultural, como ser humano, la gente está muy mezclada, hay un grado de respeto y de educación hacia otras personas y hacia lo que hacen. También tengo la impresión que la gente exitosa es muy modesta, no muestra como en otras ciudades, en otros lugares como Venezuela si a uno le preguntan a qué te dedicas y respondes “soy baterista, tengo una banda” la segunda pregunta generalmente es “ah ok pero ¿de qué vives? ¿en qué trabajas? Aquí no es así, si a uno le preguntan a que se dedica y dices “soy músico”, la segunda pregunta es ¿Qué tipo de música tocas?, es bien diferente.
VL: ¿y lo que más te disgustó?
JW: Tal vez es el sistema de inserción en la sociedad. No es fácil. Yo entiendo que la sociedad tenga un sistema de filtros y leyes para proteger a los locales, pero me disgusta la constante manera de hacer todo un negocio y hacer para los extranjeros todo más difícil. Siento que todo es muy burocrático y que las cosas no fluyen y hay que esperar para todo. Está bien que uno tenga que vivir el proceso, uno tiene que tragarse hasta 5 años para tener sus papeles, pero cada vez que quieres tramitar algo te cobran muchísimo, es todo un negocio. Los extranjeros aportan mucho y este país necesita de ellos. Pero, por ejemplo como artista, es muy difícil, yo tuve mucha suerte, pero para otros no es así. Aquí no sientes que hay un movimiento artístico y creo que tiene que ver con la dificultad de inserción. Es una lástima porque hay artistas que tienen propuestas muy buenas pero terminan teniéndose que ir a otros lugares.
VL: ¿Consumes comida latinoamericana?
JW: Sí, yo la hago en casa, hago pabellón criollo venezolano, tartas argentinas, parrillada argentina. Cuando yo llegué había pocos lugares para ir a comer. Ahora hay y voy mucho a restaurantes argentinos. Creo que todos los latinos estamos buscando eso, buscando lo nuestro.
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