Entrevista con Eduardo Makaroff, el cerebro argentino de Gotan Project
Fotografías de Marilyne Buda
Eduardo Makaroff es el argentino del trío Gotan Project, que supo unir el tango con la música electrónica. Con el suizo Christoph Müller y el francés Philippe Cohen-Solal, tuvieron la audacia de revisitar ritmos tradicionales y crearon un fenómeno que bailan hoy todas las pistas del mundo. Eduardo encontró un momento para contestarnos y recibirnos en su oficina, en el distrito V de París.
Marilyne Buda: Eduardo, antes que nada quisiera que me hablaras de la carrera que tuviste en Argentina antes de llegar a Francia.
Eduardo Makaroff: Nací en el 54, y empecé a aprender guitarra a los 13 años con Juan ‘Tata’ Cedrón, uno de los pocos guitarristas tangueros de esta época. En los años 70, formé con mi hermano Sergio la banda “Los Hermanos Makaroff” y tocamos con los mejores rockeros argentinos. Luego, mi hermano se fue para Barcelona y yo formé un dúo con Daniel ‘Pollo’ Mactas, Edu y el Pollo: además de componer y cantar, teníamos un programa televisivo infantil, un programa de radio, y empezamos a producir música para avisos, televisión y cine.
MB: Luego decidieron viajar.
EM: Sí, y de “Edu y el Pollo” pasamos a ser “Mano a Mano” y nos fuimos a Puerto Rico. Pero el choque cultural era muy grande y decidimos viajar a París, donde nos instalamos definitivamente en mayo del 90. Hicimos una carrera más dedicada al tango, presentamos el espectáculo “Tango Joyeux” (tango feliz) en toda Europa, y seguí trabajando para el audiovisual. Años después, con Gérard Lo Monaco, creé el sello Mañana (http://www.mananamusic.com/es/) para la difusión de la nueva música argentina, al que dedico mucho de mi tiempo.
MB: Entonces hace 22 años que estás acá en París. ¿Qué me podés decir de la capital francesa?
EM: Tengo una opinión muy positiva sobre París, porque es la ciudad que elegí para vivir, desarrollar mi carrera y mi vida personal. Igual, en ciertos aspectos sigo siendo un argentino y un extranjero en la ciudad que habito, y noto diferencias culturales y de mentalidad. Por un lado no soy francés porque no fui al colegio acá, no me sé todas las canciones que aprendés de chiquito… Y por otro lado, me siento muy alejado de la manera francesa de relacionarse, acá se tratan de “usted”, ¡hasta para putear al árbitro de fútbol! Pero es una ciudad donde siempre encontrás algo para hacer, y acá fue que conocí a Philippe y Christoph, quienes eran especialistas en música electrónica.
MB: ¿Cómo fue que los conociste?
EM: Yo estaba haciendo una carrera de guitarrista tanguero pero tenía ganas de hacer un trabajo más moderno sobre el tango, de probar mezclar el tango con nuevos ritmos, usando nuevas técnicas. Entonces iba tocando puertas, hablando con músicos, y una de esas puertas se me abrió y así conocí a mis dos compañeros, quienes en este momento hacían música moderna, para desfiles y discotecas.
MB: En 1998/99 nace Gotan Project con Philippe Cohen-Solal y Christoph Müller, y el éxito llega casi de inmediato. ¿Por qué funciona tan bien esta fusión del tango y la música electrónica?
EM: Hay un misterio, una magia que hace que una música tenga éxito y encuentre un público. Si este misterio se elucidara, a todos nos iría muy bien en la música. En el caso del tango, es un género musical que tiene todavía mucho por decir. El tango, como el jazz, dio la vuelta al mundo en el siglo XX, fue incorporado por otras culturas, incluyendo la francesa. En Argentina, con la ola de rock y de pop que marcó la segunda mitad del siglo XX, el tango se fue apagando un poco. Con Gotan Project quisimos modificar el sonido y llevar el tango a los dance floors, donde la gente se junta y baila. ¿Por qué este éxito? Sigue siendo un misterio. Pero somos tres creadores y compositores, y llamamos a los mejores músicos y cantantes para que nos rodeen: el pianista Gustavo Beytelmann, el bandeonista Nini Flores, la cantante Cristina Vilallonga… Y así el tango sigue diciendo lo que tiene que decir, desde Europa hacia el mundo entero.
MB: Hablás del tango francés…
EM: Sí, en la segunda mitad del siglo XX, cancionistas muy conocidos compusieron en ritmos de tango, como Serge Gainsbourg, Jacques Brel, Boris Vian. Además, se bailaba un tango muy diferente del nuestro. Lo que importa no es que fuera una copia del tango argentino, sino la manera en que los franceses adoptaron y adaptaron esta música y este baile.
MB: Hoy muchos franceses aprenden a bailar el tango como se baila en el Río de la Plata. ¿Vos también bailás?
EM: Muy poco. ¡Creo que encontrarás bailarines mejores que yo tanto allá como acá!
MB: ¿Cómo fueron recibidos por los fundamentalistas del tango?
EM: Hubiera podido ser mucho peor. En Argentina usaron nuestra música en la televisión y la radio casi enseguida, y nació el movimiento “tango electrónico” o “electrotango” que rápidamente pasó a ser parte integrante de la movida tanguera, de la oficialidad del tango. A pesar de algunos recalcitrantes, no hubo una verdadera polémica sobre el tema. ¡Y no nos pegaron por la calle como le pasaba a Piazzolla!
MB: Lo que Gotan hizo con el tango, ¿también se está haciendo con otros ritmos tradicionales?
EM: Si, hubo una recuperación de nuestros ritmos nacionales, por ejemplo con el folclore. Existen unos grupos muy buenos, realmente interesantes, como el grupo Tremor con Leo Martinelli, o el grupo Chancha Vía Circuito.
MB: ¿Actualmente siguen explorando nuevos ritmos?
EM: Sí, el año pasado revisitamos Gotan Project con la cumbia electrónica, y ahora estamos creando y componiendo, siempre alrededor del tango que llevamos al encuentro de otros géneros musicales, tratando de ensanchar los límites que tiene nuestro lenguaje musical. Pero saldrá a la luz en el momento oportuno. Por ahora, es secreto.
MB: Cuáles son tus proyectos personales al día de hoy?
EM: Quiero seguir desarrollando el sello Mañana: gracias al éxito de Gotan Project, pude empezar a producir a compositores actuales que me gustaban y me parecían interesantes, como Daniel Melingo, Cáceres, Gerardo Di Giusto. Paralelamente, sigo haciendo música para cine y tele, a veces para dibujos animados, también para la publicidad, o compongo canciones para niños. A pesar de estar viviendo acá en Francia, estoy trabajando en proyectos para América Latina… Pero por ahora, ¡también son secretos!