Ángel Parra, artista comprometido

Oct 01, 2012 Comments Off on Ángel Parra, artista comprometido by

Por Marilyne Buda

El cantor chileno Ángel Parra, nacido en Valparaíso y arrullado desde su infancia por las canciones de su madre Violeta, fundó con su hermana Isabel la mítica “Peña de los Parra”, centro de la actividad musical de la Nueva Canción Chilena en los años 60. Tras el golpe de Estado de 1973, es detenido y debe exiliarse: en 1976, llega a Francia donde sigue residiendo. Nos recibió en su apartamento del distrito XIV de París.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Ventana Latina: Ángel, nunca fuiste al colegio, y empezaste muy joven a cantar y tocar la guitarra. ¿Te consideras un autodidacta?

 Ángel Parra: Completamente, como prácticamente toda mi familia. Tuve a mi madre al lado, me enseñó a leer y a escribir en casa, y siempre fue una fuente de información. A nivel musical, yo observaba, miraba a la gente mayor y a ella misma, y así fui aprendiendo.

VL: La música es una historia de familia, entre tu madre, tu hermana, tu tío, tus hijos… ¿Cómo explicas este vínculo entre tu familia y la música?

AP: Yo creo que viene de muy atrás, de una época donde no había ni radio, ni discos, ni televisión. El medio de comunicación más importante era el boca a boca, y cantores iban de pueblo en pueblo, como los trovadores, contando lo que había pasado a 500 kilómetros porque ellos eran la prensa de la época, guitarra o guitarrón chileno en la mano. Entonces cayó una guitarra en las manos de mi abuelo, que tocaba el violín y la guitarra, y de ahí todos sus hijos, absolutamente todos, siguieron ese camino. Yo creo que tiene que ver con los genes, pero además, en esta época, todo se hacía con voz y guitarra, los bautismos, los casamientos, los velorios…

VL: ¿Cuáles son tus mayores influencias y cómo definirías tu música?

AP: Mis influencias son primero que nada mi madre, y segundo el folclorista argentino Atahualpa Yupanqui. Definiría mi música como canto popular, un canto popular político porque creo que todo lo que es comunicación es político. Me considero un cantor comprometido.

VL: ¿Entonces crees en el concepto de artista comprometido?

AP: Sin dudas. Sigo militando en el Partido Comunista Chileno, y me parece que nuestra manera de militar en este partido ha sido muy inteligente: no hay instrucciones, no hay reuniones ni cuotas ni carnés, somos totalmente libres y se trata de hacer lo que uno sabe y puede hacer.

VL: Sigues teniendo un vínculo muy fuerte con Chile.

AP: Muy fuerte. No solamente porque mis hijos, mis nietos viven allá, sino también porque con la historia que me ha tocado vivir (estuve dieciocho años sin poder poner un pie en Chile porque estaba con orden de detención), son vínculos que no se rompen por ningún motivo. Por otra parte, mi historia anterior está muy ligada al pueblo chileno. De ahí viene todo lo que yo sé. Es por esas mismas razones que tengo un sitio (www.angelparra.cl) donde puse mis discos para que la gente los baje gratuitamente, con la idea de que “al pueblo lo que es del pueblo”.

VL: El 11 de septiembre de 1973, fueron 39 años hace poco. Todavía no se conmemora de forma oficial pero una parte del pueblo sale a la calle.

AP: El 11 de septiembre va a ser durante varias generaciones un motivo de conflicto en Chile. Porque recuerda algo muy terrible, el quiebre de la institucionalidad, la traición del ejército a una constitución que había jurado defender y proteger, miles de muertos, un millón doscientos mil exiliados… Es una herida que sigue abierta. Además, independientemente de las fuerzas políticas y del pueblo que se juntan para su conmemoración, cada año algunas personas metidas con los carteles de droga aprovechan esta fecha para salir a la calle, arreglar sus cuentas, provocar caos. El problema de la droga en Chile se debe a que muchas personas viven en muy malas condiciones y no tienen formación, pues prefieren salir a vender droga para ganarse la vida. La responsabilidad es del sistema que heredamos de Pinochet, que dejó a un país sin un sistema de salud pública adecuado y sin escuela nacional, democrática y obligatoria.

VL: Hablando de educación, ¿qué piensas del movimiento estudiantil que empezó hace ya más de un año?

AP: Creo que no van a parar hasta conseguir lo que ellos están pidiendo, y que es totalmente justo. Estoy al mil por ciento con ellos. Seguramente tendrán que esperar el próximo gobierno, que espero sea de la ex presidenta Bachelet. Pero es un movimiento que está muy arraigado a pesar de una represión muy violenta con los muchachos y muy humillante con las muchachas, ya que los policías las desnudan y las ultrajan. Es decir que los carabineros chilenos no han cambiado en su formación, quedó la tradición de la represión a la antigua. Y frente a esto, los niños se defienden con lo que pueden, palos, piedras, y se vuelve un tema que escapa a lo que ellos están buscando: que el Estado asuma su responsabilidad. El Estado tiene mucho dinero gracias por ejemplo al cobre, que Allende llamaba “la viga maestra de la economía chilena”, pero no lo invierte en educación y en salud pública, lo más importante para el pueblo.

VL: Hace muchos años que vives en Francia. ¿Qué te atrajo y por qué decidiste quedarte a vivir aquí?

AP: Francia es un imán cultural, una atracción muy fuerte para los artistas de todo el mundo. Yo tuve una experiencia muy buena a los 18 años, viví dos años y medio aquí, cantando y trabajando con mi madre y mi hermana. Me quedó impregnado este sentido libertario que todavía existe. Luego, cuando tuve que salir de Chile, fui a México pero me fue imposible quedarme ahí por múltiples razones. En abril de 1976, volví a Francia muy contento porque me sentía cercano al país, y pude seguir viviendo de mi música. Hoy es mucho más difícil. Antes existían trescientos cincuenta pequeños cabarets que ya no existen, donde podías cantar a la noche, y la gente venía a escucharte. Además, los jóvenes latinoamericanos ya no pueden venir como refugiados políticos: hay que venir o a la aventura, y por un tiempo limitado, o a estudiar.

VL: Has visto cambiar tu país de adopción…

AP: Claro, vi la llegada de Mitterand, que fue una tremenda alegría, como con François Hollande. Este es un momento muy crítico en el mundo entero, y la llegada de Hollande es como un pequeño consuelo, como una ventanita de esperanza que se abre. Por ejemplo, su programa con respecto a la ecología me parece formidable: al igual que Japón y Alemania, Francia comienza a desarrollar energías renovables para depender menos de la energía nuclear.

VL: Empezaste hace unos años a escribir, la biografía de tu madre por una parte, pero también obras de ficción. ¿Qué representa la literatura para ti, es un complemento a la música?

AP: La literatura es otro momento: no necesitas público, ni sonido, ni aplausos, necesitas soledad, tranquilidad, sobriedad, y reflexionar, usar la cabeza para pensar, no solamente para ponerse los anteojos y un sombrero. A mí me ha abierto un mundo, enfrentarme a la hoja en blanco y llenarla es crear personajes. Me ha abierto una puerta que me gusta mucho, mucho. En estos días estoy invitado al Festival América aquí en París y me siento reconocido, me gusta estar en este encuentro con Hernán Rivera Letelier, con Alejandro Zambra, Luis Sepúlveda, pero ya no en calidad de músico, sino también de escritor. De hecho estoy terminando mi última novela. Pues la literatura es otro camino, pero creo que es complementario a lo que yo venía haciendo porque cuando escribes una canción, hay una historia, aunque sean cuatro cuartetas o cinco décimas, entonces yo he escrito miles de novelitas cortísimas.

VL: Y sobre Violeta se fue a los cielos

AP: Me demoré 60 años en llegar a escribirlo: estaba acumulando, acumulando, y esperando, pero sin plan preconcebido. Me puse un día a escribir y fue saliendo todo, y salió todo muy rápido, porque eso estaba ya, dentro de mí, claro, si son mis recuerdos de infancia… Entonces sale este libro y Andrés Wood se entusiasma con el libro y con el enorme personaje que es (digo “es” todavía) mi madre, y hace esta película que ha tenido un éxito increíble. Ahora tenemos muchos preestrenos, a fines de septiembre voy al Festival América Latina de Biarritz, luego a las Bellas Latinas de Lyon… Y ahí estoy, ¡moviéndome entre literatura y música!

VL: Acabas de sacar un disco donde cantas canciones de Paco Ibañez.

AP: Fue un gran placer tocar sus canciones. Lo conocí en el año 1962 en París, vivíamos en el mismo edificio y tocábamos juntos de vez en cuando. Sus musicalizaciones de grandes poetas siempre me impactaron: yo trabajaba en Chile con Pablo Neruda, Manuel Rojas, Fernando Alegría, pero el trabajo que hizo Paco quedará durante muchos años. No quería hacer un homenaje, nada más cantar sus canciones, entonces un día que nos reunimos en París le pregunté si me autorizaba, y me contestó: “A lo bestia, ¡haz lo que quieras!”. Y estoy muy contento porque a él le gustó, me dijo: “Me has permitido descubrir la música que hice para estos poemas”. Lo cual para mí es un elogio muy bello.

 

 

La entrevista, La revista

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