Una reflexión sobre la violencia con el documental brasileño Bus 174

Dec 02, 2012 Comments Off on Una reflexión sobre la violencia con el documental brasileño Bus 174 by

Por Tania Farías

Bus 174 en el Cineforum de la Casa Latina

A las 7.15pm del pasado jueves 29 de noviembre me dirigí a las instalaciones de la Casa Latina ubicadas en Kilburn, para participar en la sesión del Cineforum que forma parte de las actividades culturales de esta organización. Bajo la temática de la violencia, el filme que se proyectó esa noche fue un documental brasileño llamado Bus 174.  Después de saludar a los organizadores del cine club (los integrantes del grupo Tierra Theatre) tomé asiento para disfrutar, en compañía de unas aproximadamente 30 personas, la proyección del documental.

Luis Mariano, moderador de la noche, nos presentó la película destacando que se trataba de una producción del 2002 a través de la cual la hipocresía de los medios de comunicación ante ciertos hechos se hace presente, y agregó que la proyección de dicho documental no busca la promoción de ningún tipo de ideas, sino que se trata solamente de un pretexto para compartir con los presentes un hecho acontecido y una situación en particular. Pasadas las 7.30pm, las luces se apagaron y el filme dio inicio.

Una larga vista panorámica de Río de Janeiro en Brasil, por sus calles, por sus playas, por sus colinas y por supuesto, un pasaje por sus favela marcó el inicio de Bus 174. Este paisaje estaba acompañado por declaraciones individuales de un grupo de personas que comparten una situación en común: el vivir o haber vivido en las calles.

Durante 150 minutos fuimos testigos de un hecho que en junio del 2000 fue transmitido en vivo en antena nacional en Brasil, tomando por sorpresa a los telespectadores de dicho país.  A través de la magia del cine nos unimos a esos millones de televidentes que presenciaron el hecho para contemplar en ocasiones con asombro, en otras con espanto y al mismo tiempo con indignación las acciones de un joven, que creció en las calles de la urbe brasileña y que un 12 de junio,  secuestró durante cuatro horas un bus de la línea 174 en Río de Janeiro, así como a sus pasajeros los cuales vivieron durante las horas del secuestro una angustiante situación. Este hecho, por demás violento, fue el punto de partida para una profunda reflexión sobre una gran problemática social: los niños de las calles y la violencia en la que se desarrollan sus vidas. Dicha problemática, muy presente particularmente en todas las grandes capitales mundiales, ha tenido y sin duda seguirá teniendo grandes repercusiones en nuestras sociedades. Además,  el documental llevó acabo una exploración de la vida en las favelas de Río de Janeiro,  así como la manera en que el sistema criminal judicial brasileño trata a las clases más desfavorecidas.

Al término de la película, el silencio reinó durante algunos segundos en la sala de la Casa Latina. Todos los presentes, y me atrevo a hablar en nombre de todos, nos encontramos con una mezcla de sentimientos que iban desde la indignación a la impotencia. Finalmente,  Luis Mariano, moderador de la noche, tomó la palabra, tal vez más por una necesidad de expresar lo que sentía que por respetar la tradición de realizar una discusión al término de las proyecciones,  y nos preguntó “¿Cómo se sienten?”  “Enojados” respondió una joven polaca sentada delante de mí. Entre varios puntos  se destacó la falta de control de la policía brasileña, pero sobre todo, la falta de control de la propia vida del joven protagonista de la historia.  Se discutió, además, sobre la invisibilidad, tema tratado por un sociólogo a lo largo del documental.

Obligados a abandonar la discusión por la hora tardía, los presentes dejamos el lugar, cada uno para continuar con nuestras vidas en la comodidad de un hogar, rodeados de nuestras familias o nuestros amigos muy ajenos del dolor, del peligro y de la miseria de esos miles que viven en las calles. Si bien es cierto que el simple hecho de mirar una película de este tipo no resuelve en nada  la complexidad de está problemática, estoy convencida de que acciones tan pequeñas como ésta, donde nuestra conciencia se despierta y nuestra actitud se modifica de una cierta manera, son el primer paso hacia una sociedad más justa, donde los niños no tengan por qué crecer en ambientes tan violentos y desalentadores.

 

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