Colombia, cumbia y traducción
Editado por Tanya May
Patricia Rodríguez-Martínez Jones es traductora, intérprete, profesora de español, emprendedora, madre, abuela y colombiana
Soy colombiana y mi nombre es Patricia Rodríguez Martínez-Jones. Vengo de la tierra de la salsa, cumbia y joropo. Crecí entre vegetaciones exuberantes, disfrutando del olor y el sabor de las almojábanas y pandeyucas, y esta es mi historia. Ahora, soy Directora de Estudios de Interpretación y profesora de lengua especializada, traducción e interpretación (inglés<>español) en la Universidad de Swansea, en El País de Gales, en el Reino Unido, pero llegué a este país como una estudiante extranjera hace ya más de 25 años.
Mi historia es un viaje por dos países, es la unión de continentes. Muy poco sabía de las vivencias que me esperaban a la vuelta de la esquina, y que mi destino estaría maravillosamente ligado a Gran Bretaña. Soy originaria de Santa Fe de Bogotá y estudié Lenguas Modernas en la Universidad Pedagógica Nacional de Colombia y Traducción e Interpretación en la Universidad del Rosario. Convencida de que una de las mejores maneras de mejorar la lengua es practicándola en el lugar de origen, y decidida a mejorar mis habilidades lingüísticas en el Reino Unido, me presenté para un concurso de becas del Consejo Británico y habiendo logrado una beca, el 28 de septiembre de 1978 llegué a la Universidad de Reading, como una de los cientos de estudiantes extranjeros que llenan sus aulas cada septiembre. Y allí estaba yo, dispuesta a todo.
El mismo día que llegué a Reading, conocí a Peter, mi marido, él fue quien me registró en el curso de postgrado que iba a estudiar. Me habían matriculado en el curso incorrecto y Peter hizo todo lo posible por pasarme al curso que yo quería. Entonces, cuando todo se arregló me fui a despedir de Peter y a agradecerle. Me llamó cuando iba saliendo y me invitó al cine: así empezó todo. Peter ha sido mi apoyo constante y un gran marido con quien siempre puedo contar en las buenas y en las malas.
De Bogotá a Reading, de Reading a Bristol, luego Leicester, Nottingham, Milton Keynes y finalmente Swansea… Por estas ciudades he dejado mi rastro en la enseñanza de las lenguas. Empecé como una profesora de español y luego como emprendedora pues fundé mi propia academia de lenguas en Leicester donde enseñaba a grupos pequeños de todas las edades, empezando con niños de la misma edad de los míos en ese entonces.
Como sé que aún no se han enterado, nací hace 60 años aquí en Bogotá. Fui la mayor de cuatro hermanos y me cuentan que me sentí muy celosa de mi hermano Cristian cuando nació y que me ofrecía a darle el tetero y que yo le robaba un poquito cada vez que se lo daba. Luego vino mi hermana Talía y la consentí y cuidé y le pasé todos mis vestidos y la ayudaba a vestir para que se viera toda linda. Diez años después, nació Juan Carlos y por muchos años me sentí como su segunda mamá. Cuando él tenía solamente tres meses, mis papás se fueron para Estados Unidos y lo dejaron con nuestra abuelita Vitica y una enfermera. Pero él lloraba y lloraba y solo se calmaba cuando yo entraba y le hablaba y lo arrullaba. Con todos mis hermanos tengo una afinidad grande y nos sentimos muy unidos y nos mantenemos en contacto todo el tiempo. Podría decir que de mi padre heredé el amor por el estudio y la lectura y de mi madre el positivismo y el amor por la vida, el saber perdonar y buscar lo mejor en los demás.
Actualmente trabajo con los programas de licenciaturas y máster en los Departamentos de Lenguas Modernas, Traducción y Comunicación Digital y uno de mis temas de investigación, de hecho el tema que investigué para mi doctorado es la poesía afro-latinoamericana. Mi otra área de investigación es la Interpretación para Servicios Públicos, área de constante crecimiento e interés en Swansea.
La riqueza, el colorido y la diversidad que se encuentra en la cultura latinoamericana me mueven a ser una de las promotoras más activas de Latinoamérica en Swansea. Tenemos tanto que dar y a la vez estamos tan silentes… Latinoamérica es mi punto débil al igual que mi motor, y aprovecho todas las oportunidades que tengo para promocionar la región. Una de los proyectos en el cual estuve involucrada fue la creación de la Asociación Latinoamericana de Swansea (ALAS) en 2005. Organizamos reuniones culturales y festivales de cine, danza, poesía, teatro y charlas sobre Latinoamérica. Atraíamos unas 500 personas durante esos deliciosos fines de semana en el Centro de Dylan Thomas, un centro cultural de nuestro famoso poeta local. Eran jornadas intensas, realizada con un grupo de voluntarios latinoamericanos y británicos, era muchísimo trabajo pero muy gratificante.
Mi vida familiar también es multicultural. Colombia, Inglaterra, Gales e Irlanda se mezclan maravillosamente en mi familia, en mi marido, en mis hijos, en mi nieta. Mis hijos son multilingües y utilizan sus lenguas en su vida diaria. Mi hijo es traductor e intérprete y mi hija es administradora educativa. Sus trabajos los hace relacionarse con personas de diversos países y culturas. A mi nieta le encanta el español, le emociona el sonido de esta encantadora lengua y baila y canta al son de nuestra música colombiana.
Soy moderadora de la página web y coordinadora de enlaces de CECSAM, el Centro para el estudio Comparativo de las Américas en El País de Gales. Organizamos charlas y seminarios mensualmente para intercambiar ideas entre varios investigadores cuyo interés radica en Latinoamérica. Los temas son multidisciplinarios y varían desde poesía y novela hasta política, lengua, religión, geografía, medioambiente y sociología. Los intercambios son muy productivos y tenemos proyectos de publicar nuestro trabajo para compartirlo virtualmente con otros eruditos interesados en nuestro campo de investigación.
Hace un par de semanas regresé de una visita vigorizante a Colombia. Lo que más echo de menos es a mi querida familia y amigos colombianos, participar en sus logros y acompañarlos en sus penas, asistir a reuniones familiares y compartir un buen paseo, una amena charla, echarnos una bailadita y reírnos juntos. Sin embargo, los lazos familiares y amistosos son tan fuertes que ni siquiera la distancia ni el tiempo puede siquiera llegar a desgastarlos.
Colombia está grabada en mi carne. Soy pacifista, apoyo las iniciativas que luchan por la protección del ambiente. Para mi Colombia amada, pido y quiero y añoro y sueño con la paz. Una paz en mayúsculas: Que la paz en Colombia sea verdadera y duradera y que cesen todas las guerras que aquejan a la humanidad en estos momentos.