Los Sonajeros de Tuxpan: celebrando entre paganismos y catolicismo
Por Tania Farías
Al ritmo de la chirimía, se escuchan los zapateos y las sonajas de los danzantes. Es la víspera del inicio de una de las más grandes fiestas del pueblo, en honor a San Sebastián, fiestas que se celebran el 20 y 27 de enero y 2 de febrero. Las cuadrillas de sonajeros están reunidas con sus mayordomos para llevar a cabo el denominado “ensayo real o ensayo general”.
Con una mezcla de paganismo y de catolicismo los habitantes de la pequeña ciudad de Tuxpan, situada en el sur del estado de Jalisco en México, han sabido continuar con su legado cultural originado aún antes de la colonización y la evangelización de esta región por los españoles. Conocido como el pueblo de la fiesta eterna, Tuxpan, es la cuna de una danza que nació en la época prehispánica y que fuera llevada a escenarios nacionales e internacionales por su originalidad y belleza por el internacional ballet de Amelia Hernández.
Según Alfonso Sánchez, oriundo de esta localidad, la danza de los sonajeros tiene un origen prehispánico. Él nos cuenta que era un ritual que los nativos realizaban como preparación a la guerra contra los pueblos que querían invadir la región. Con la llegada de los Franciscanos la danza se transformó y se incorporaron otros elementos. Entre ellos, el hecho de que la danza se dedicase a un santo de la fe católica. “Anteriormente en la región a un esclavo que agarraban en una guerra lo amarraban a un palo y lo mataban con flechas. Cuando los franciscanos llegaron vieron estas prácticas y con fines de evangelización asimilaron esto con la imagen de San Sebastián”, cuenta Alfonso Sánchez. Es así que el 20 se enero se conmemora la fecha en que se presentó a los nativos de Tuxpan la imagen del santo.
El día de la fiesta de San Sebastián, los danzantes inician su día con la preparación de su ajuar, el cual consta de un calzón de manta, unas calzoneras, una camisa blanca de manga larga, huaraches, chaleco tejido con listones de colores, el sombrero de sollate y por supuesto la sonaja. “La sonaja, cuando el danzante la apunta hacia arriba, está invocando al dios del cielo, de la lluvia; cuando se da para abajo es para el inframundo y en su vestimenta tiene los tres elementos: lo celestial, lo terreno y el inframundo. Se veneran tres deidades”, dijo Alfonso Sánchez.
La fiesta da inicio con la misa de medio día. Las cuadrillas se reúnen con su mayordomo o mayoral que se elige cada año. Juntos se dirigen hacia el atrio de la iglesia 15 minutos antes de que finalice la misa. Todas las cuadrillas deberán entrar bailando y corriendo en el momento en que las imágenes de San Sebastián van saliendo del templo. Después se irán bailando detrás de la imagen que les corresponde. El pueblo entero participa en la fiesta, las calles se llenan de visitantes que vienen a adorar al santo y a disfrutar, al mismo tiempo, de los platillos típicos que serán repartidos sin distinción a danzantes y observadores.
El primer día, el 20 de enero, todas las imágenes de San Sebastián, al salir del templo, se dirigen hacia el altar donde estará la imagen principal y de allí cada una se irá a sus diferentes altares. Cada cuadrilla de sonajeros bailará frente al altar de cada una de las imágenes. Dado que la celebración dura todo el día, las personas responsables de los altares y de las imágenes ofrecen el desayuno, la comida y la cena – como dato curioso, el desayuno se entrega hasta el final, puesto que los danzantes sólo llegan a los altares después del mediodía. El desayuno consiste en una taza de atole y un picón -. “Empiezas a bailar desde la 1pm y se le baila a cada imagen. En la actualidad me contaron que hay 30 altares y tienen que ir a todos, entonces son las 10 u 11 pm y los sonajeros siguen bailando” dijo Alfonso Sánchez.
El día se termina, pero la fiesta no. Ésta continuará por tres días más, ya que recientemente se agregó una fecha más, el 5 de febrero, día en que los sonajeros de Tuxpan bailarán en honor de San Felipe de Jesús.
“El ser sonajero es cuando tú le das el trancazo a la tierra, con el huarache y que se oiga” concluyó Alfonso Sánchez.