Parte del Proyecto fotográfico “Periespíritu”
Por María Arvelo
La fe y la herida. De la serie “Periespíritu”. 2014. Edo Yaracuy, Venezuela
Aquella montaña mágica y llena de historias de fe, yace erguida por la mano del hombre que lucha por su sobrevivencia. Aquella montaña no es más que un altar en el que habita el espiritismo, una creencia que año tras año respira profundo entre velas y tabacos; entre rezos y cantos; entre flores e imágenes muertas.
Allí está Sorte dibujando una religión y ocultando una herida. Sus creyentes la rozan con el susurro del tambor que se bate invocando los más remotos espíritus. En ese lugar está María Lionza, una diosa que vela por sus hijos en forma de mariposa, de esfinge y de montaña.
María Lionza quizás abandonó este verdoso y húmedo portal. Sus hijos que rezan, que piden, que cantan, que creen… la dejaron ir.
Ella: misteriosa. De la serie “Periespíritu”. 2014. Edo Yaracuy, Venezuela
Desdibujada y exquisita aparece ella entre la mañana. Una promesa hecha mujer que pronuncia con labios delicados el nombre de Dios. Esa hembra que se eleva sobre una danta que galopa pisando la oscuridad. Misterio y belleza. Hambre y sed.
Su nombre, María Lionza, está escrito con dulces sílabas, mientras que su alma se mantiene imponente. Emisaria de una fuerza desconocida que aboga por la fe, la esperanza y la caridad.
Desconocida por grandes multitudes que desgarran su esencia. Apedreada por las conciencias ignorantes. Rechazada por aquellas columnas de fe repletas de fama.
Materia. De la serie “Periespíritu”. 2014. Edo Yaracuy, Venezuela
Una corriente eléctrica invade un cuerpo. Se apodera de él, lo vuelve suyo. Un movimiento involuntario hace que la materia se haga historia. Allí despierta una lucha entre lo tangible y lo etéreo. Las más complejas paradojas tienen ahora carne y hueso.
Un espíritu desconocido y ajeno se conecta con un cuerpo. El humano no es más que un cajón, no es más que un templo, no es más que una existencia finita.
El trance cobra fuerza. El corazón se acelera. El oxígeno se esfuma. El templo se hizo pedazos. Se rompió una barrera.