Poesía de Cristina Gálvez

Oct 01, 2014 Comments Off on Poesía de Cristina Gálvez by

Cristina Gálvez Martos (Caracas, Venezuela, 24 de febrero de 1987).

Licenciada en letras por la UCV. Participa en recitales y eventos poéticos desde 2004. Fue parte del taller de poesía de Armando Rojas Guardia durante dos años. Asistió al taller de creación poética del Celarg 2013-2014, dictado por Belén Ojeda. Ganadora del Concurso de Autores Inéditos de Monte Ávila Editores 2013 con su poemario Psicopompa. Obtuvo una mención honorífica en el I Concurso de Cuento Corto y Poesía, y sus textos figuran en el libro homónimo, editado posteriormente. Uno de sus poemas fue escogido para formar parte de la Antología Grito de Mujer 2014, convocado por Mujeres Poetas Internacional (Puerto Rico). Ha incursionado en la fotografía y en la narración oral. Actualmente se dedica a la docencia y a la promoción cultural.

 

La vida secreta de las palabras

 

destejer las palabras

el sarcófago en sus bocas

abrirlo a ver qué se han tragado sus labios de caracola

bajar por la espiral

hasta el secreto

 

saber por qué mi nombre siempre fue tan amarillo

rojo no, como la aurora

saber si son el nervio de las cosas

o el ropaje

aprenderlas para no flotar en la tarde oceánica

para no ahogarme en el cielo de cuervos

 

no entenderlas cuando más debo alcanzarlas

dejarlas tiradas como cuerpos

 

El autobús

 

Subí al autobús que iba a ningún lado

y pasaba por todas las calles

8 de octubre

Comercio

Solferino

Alfombradas de hojas, con perros

y adoquines sepia,

gente acolchada de abrigos,

árboles tan bien vestidos de su corteza.

 

Mira tú, si me llamara Solferina Gálvez

no precisara pintarme la escena

del astro desnudo, mordido por bestiecillas

con ojos de fuego.

 

Entra y baja gente

dónde van, dónde se quedan

estos sujetos con vida de sujetos

que toman el autobús.

 

Todos son la misma muchacha

cuya belleza no encuentro en mí:

sujeto, siempre sujeta

a la silla de algo que se mueve solo,

pelusa de los parques

de banco en banco,

amaestrada.

 

El bus seguirá hacia la nada

pero me bajo en una parada cualquiera.

Tampoco me atrevo a tanto.

 

Lourdes

 

Lourdes, si tú fueras mi abuela

posarías sobre mis manos

tus manos de seda

 

en una semana curarías

mis miedos pensamientos

con caminatas, sopas

y agüita de toronjil

 

aprendería los nombres

de tus flores boconesas

y a cocinar salsa de aceitunas

 

me perdería en tu edición de lujo

de las Mil y una noches

y al salir me encomendarías

al Corazón de Jesús

 

comería siempre a la hora

hecha un mujerón de maíz pilado,

cuajadas y huevitos criollos

 

aleccionada por tu gesto de reproche

hubiese sido menos torpe

 

bajo la calma tutelar de sobremesa

dirías que escuche el pájaro

y no el ruido

que hay que tener

fuerza y paciencia

y ya en confidencia

que no necesito desesperarme por nadie

que necesito que alguien

se desespere por mí.

 

 

La revista, Palabras

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