Notas al pie de página
2 He intentado aproximarme a esta difícil problemática en los siguientes ensayos: “La herida de la historia y el tono de la poesía / Tres poetas argentinos de los últimos años”, en: Quaderni del Dipartimento di Linguistica, Facoltà di Lettere e Filosofia, Univesità degli Studi della Calabria, Rende (Italia), No 9, Serie Letteratura 5, 1993, págs. 95-108 (luego, en versión corregida, en: Poesía, Revista del Departamento de Literatura de la Universidad de Carabobo, Venezuela, 1995, Año XXIV, No 108, págs. 27-39); “Poesía e historia / Algunas consideraciones sobre la poesía argentina de las últimas décadas”, en: VV.AA., Actas / Primeras Jornadas Internacionales de Literatura Argentina / Comparatística, Facultad de Filosofía y Letras, Universidad de Buenos Aires, 1995, págs. 245-251 (luego, en versión corregida, en Fénix No 1, Córdoba, Ediciones del Copista, Abril de 1997, págs. 9-22), y en “Más sobre poesía e historia”, en Fénix No 5, Abril de 1999, págs. 137-166.
3 “Más sobre poesía e historia” cit., pág. 164. 4 “Poesía e historia / Algunas consideraciones sobre la poesía argentina de las últimas décadas” cit., en Fénix No 1, pág. 21.
5 El “panorama”, en realidad, se ceñía a unos pocos autores, principalmente de la tendencia objetivista que venimos reseñando, todos de la ciudad de Rosario: Daniel García Helder, Martín Prieto, Beatriz Vignoli, etc. A pesar de estos límites, el crítico hace lúcidas observaciones sobre el conjunto, que pueden tener una proyección sobre el neobjetivismo en general.
6 BUSTOS Emiliano: “Generación poética del ’90, una aproximación”, en: Hablar de poesía, No 3, Buenos Aires, Grupo Editor Latinoamericano, junio de 2000, pág. 98. 7 Ibidem, pág. 101.
8 PORRÚA, Ana: “Notas sobre la poesía argentina reciente y sus antologías”, en Punto de Vista, No 72, Buenos Aires, abril de 2002, pág. 24. 9 Bustos cit., pág. 102. 10 “Los poetas de nuestro tiempo tienen miedo de decir yo —afirma Eugenio de la Torre—, con lo cual obedecen a la ideología dominante. Ésta nos propone (nos impone) un mundo impersonal, un mundo gobernado por anónimos grupos empresarios y computadoras sin cara. Que nadie se confunda: el ingenuo objetivismo de hoy, heredero disminuido o inválido del nouveau roman, nada tiene que ver con la triple negación budista. No hay en él la sabiduría de oriente sino la simplificación del mercado.” (Cit. por TEPTIUCH, Emilio: “Fuga y retorno”, en Fénix, No 6, Ediciones del Copista, Córdoba, Octubre 1999, pág. 114).
11 RUBIO, Alejandro: “Ars poetica”, en Monstruos. Antología de la joven poesía argentina, Selección y prólogo de Arturo Carrera, FCE / ICI, Buenos Aires, 2001, pág. 160.
12 PRIETO, Martín: “En la biblioteca, trabajando”, en Monstruos. Antología de la joven poesía argentina, Selección y prólogo de Arturo Carrera, FCE / ICI, Buenos Aires, 2001, pág. 143.
13 Arturo Carrera, en el prólogo a Monstruos, absolutiza esta práctica, citando a uno de los autores de mayor influencia en los antilíricos, Leónidas Lamborghini: “un rasgo distintivo común a todos los poetas de los años ochenta y noventa: el quiasma o cruce constante de teorías de las percepciones cotidianas donde el humor, lo grotesco, el lirismo ironizado, el absurdo entre el horror y la risa asimilan toda distorsión y la devuelven multiplicada” (Monstruos cit., pág. 11). Por lo que venimos exponiendo, tal absolutización resulta claramente reductiva.
14 La observación es de Ana Porrúa: “La figura del monstruo recorre, bajo distintos ropajes, la mayor parte de la poesía de los ’90 y se recorta contra algo anterior. Desde el lugar de la enunciación casi programática, aparece la defensa de la incorrección literaria: «Nunca leí el Quijote. / En todo caso sueño con Alien / escupiendo los huesos de Don Q. en el basural»” (Porrúa cit., pág. 24). Los versos pertenecen a Martín Gambarotta, uno de los más celebrados autores del objetivismo actual.
15 CARRERA cit., pág. 11. Ana Porrúa retoma la observación de Carrera: “Otra de las instancias para pensar un recorte de la nueva poesía está caracterizada por Carrera como «lo trivial de las hablas», «el sermo plebeius», es decir la conversación (o la murmuración e incluso las habladurías) propias del pueblo, de la plebe y opuestas a los patricios.” (PORRÚA cit., pág. 25). No deja de llamar la atención esta contraposición tan neta entre lo plebeyo y lo patricio, más propia de una sociología del siglo XIX que de los actuales estudios sociales y culturales.
16 (Ninguno, que yo sepa, ha emulado los logrados alardes imitativos de Banchs en El cascabel del halcón).
17 Entre otras señales, que se pueden detectar en numerosos textos críticos del objetivismo más ortodoxo, es sintomática de esta fobia el artículo “Realismo, verismo, sinceridad” de Martín Prieto, incluido en un tomo reciente de la Historia crítica de la literatura argentina dirigida por Noé Jitrik (El imperio realista, Emecé, Buenos Aires, 2002, págs. 321-344). En un estudio sobre el realismo en la poesía argentina, a Prieto le basta con señalar la presencia de la “musicalidad” como un elemento decisivo en los poetas postmodernistas para desestimar el aporte que pudieron hacer al realismo estos poetas, ciñéndose en su análisis a tres poetas vanguardistas de los años ‘20. Lo notable del caso es que el poeta y crítico pareciera no advertir que en casi todas las citas que hace de estos últimos autores campea la rima, al mejor estilo lugoniano, e incluso, en la mayoría de los fragmentos transcriptos, la métrica, la detestada “musicalidad”.