Diez preguntas con el fotógrafo Antonio Briceño
Por Verónica Sanchis
Antonio Briceño nace en Caracas, Venezuela. Es licenciado en Biología por la Universidad Central de Venezuela y actualmente cursa un Máster en Artes Digitales en la Universitat Pompeu Fabra, Barcelona, España.
Briceño ha participado en numerosas exposiciones tanto a nivel nacional, un ejemplo es su exposición más reciente Omertá Petrolera, La era del silencio, en la Galería D’Museo, Caracas, Venezuela, o a nivel internacional con Gods of America.
Sus imágenes forman parte de varias colecciones en destacados museos y galerías: Museo de Bellas Artes, Museo de Arte Contemporáneo, Galería de Arte Nacional y la Biblioteca Nacional, todos en Caracas, Venezuela. A nivel internacional la Casa de las Américas, La Habana, Cuba; Maison Internationale, Bruselas, Bélgica y el Centro Nacional de Artes, México D.F., México.
Entre los premios que le han sido otorgados se incluyen, Beca Talento, Universitat Pompeu Fabra (2014); Premio de la Crítica AICA (2012); Green Leaf Award for Artistic Excellence (2008); representante por Venezuela en la 52 Bienal de Venecia, Italia; XVI Premio de Fotografía Luis Felipe Toro (1996), entre otros.
Ventana Latina: 1. ¿Cómo llegas a la fotografía?
Antonio Briceño: A los 8 años un tío me regaló mi primera camarita. A los 14 otra tía me mostró una réflex, la primera que conocí, y a partir de ahí he estado ligado a la fotografía…
VL: 2. ¿Cómo ves la fotografía en Latinoamérica?
AB: Desconozco a la mayor parte de los fotógrafos, pero lo que puedo decirte es que la fotografía en Latinoamérica es tan diversa como la propia Latinoamérica.
VL: 3. Háblanos un poco de cómo surge tu más reciente proyecto, Omertá Petrolera.
AB: Omertá petrolera fue un trabajo que realicé con personas que habían sido víctimas de tortura o de uso excesivo de la fuerza por parte de los grupos militares y paramilitares del régimen chavista durante las protestas de principios de 2014. Se dieron cientos de casos, pero por temor, pocos llegaron a denunciarse. Hubo miles de detenciones y medio centenar de muertos. Pero los medios estaban censurados, el gobierno negaba sus acciones -pese a los cientos de testimonios- y los gobiernos de la región y las instancias internacionales también negaron lo que acontecía. Tenemos mucho petróleo como para que alguien se pronuncie de forma objetiva.
Entonces ocurrió que a un colega fotógrafo lo agarraron los militares mientras cubría unos enfrentamientos, y lo despojaron de su equipo, bajo una golpiza tal que le fracturaron costillas. Decidí hacer un trabajo sobre estas víctimas y lo que para ellas representaría este silencio ante su desgracia. Hice video-retratos a 10 personas que se sentaron solas frente a la cámara y recordaron en silencio todo su paso por esos túneles del terror.
VL: 4. Explícanos un poco en qué consiste tú técnica fotográfica.
AB: Casi siempre trabajo con una cámara digital que hace fotos y video. Todo el trabajo fotográfico es editado en Photoshop, y uso gran cantidad de técnicas en este sentido: desde el encuadre y la corrección de color, hasta fotomontajes y collages de distinta índole. Generalmente el soporte de impresión o proyección es alegórico al tema o a la pieza.
VL: 5. ¿Cómo fue trabajar en Finlandia en tu proyecto, 520 Renos?
AB: Fue un trabajo por invitación del gobierno de Finlandia y el Parlamento Sami. Ellos conocían mi trabajo Dioses de América, sobre 10 culturas del continente americano, y también mi trabajo con los Maorí, en Nueva Zelanda. Entonces me llevaron para hacer un trabajo sobre la cultura Sami -el único pueblo indígena de Europa Occidental- y su insistente reivindicación sobre la importancia de su lengua. Es un trabajo que integra varias series que son alegorías de esa lengua y que están impresas en acrílicos flexibles, que se doblan como cueros de reno, el animal cuya domesticación es el fundamento de la cultura Sami. 520 Renos es un homenaje a la lengua Sami, a su riqueza y su integración con el entorno.
VL: 6. ¿Qué similitudes has encontrado en todos los grupos étnicos que has fotografiado?
AB: En general, el conocimiento de la naturaleza, el sentido de colectividad, la conexión ancestral con la tierra y el sentido de pertenencia al mismo paisaje.
VL: 7. ¿Crees que continuaras trabajando con video, y por qué?
AB: Si, claro. La verdad es que la técnica para mí es secundaria. Primero se me ocurre un tema y luego voy viendo cómo lo voy a conducir. En las aguas de la fotografía me siento más cómodo y hay miles de formas de ataque. Luego en la impresión y en la presentación en sala hay más herramientas. Pero eventualmente el video me ha servido para poder decir algo que de otra forma no habría podido: la rudeza e inestabilidad del viaje en trineo a -35 º C (en Nieve Suave, 520 Renos), el llanto coral de las plañideras (¡Ay Mamita! y ¡Compadre Florencio!) y recientemente, el silencio, en Omertá Petrolera. Por tanto, espero que el video me siga permitiendo desarrollar cosas que con la fotografía no puedo.
VL: 8. ¿Qué buscas representar en tus proyectos fotográficos?
AB: Me interesa proponer imágenes con sujetos o situaciones intangibles, emociones, arquetipos o alegorías del carácter. Por tanto, mis fuentes de inspiración son diversas, la psicología (de Jung, en particular), la mitología, la antropología, la biología, la astrología, etc.
VL: 9. ¿Actualmente te encuentras trabajando en un nuevo proyecto?
AB: Ahora estoy haciendo un Máster en Artes Digitales en la Universitat Pompeu Fabra, en Barcelona. Las tecnologías digitales ofrecen una gama de herramientas tan vasta que es muy difícil adquirirlas empíricamente. De modo que estoy conociendo un montón de posibilidades técnicas que tendré a mano para mis futuros proyectos.
VL: 10. ¿Qué representa una buena foto para ti?
AB: Para mí, una buena foto, es aquella que le gusta a alguien. Es decir, cada foto tiene unas ocho mil millones de posibilidades de ser buena, basta que haya una persona que le guste. Buena o mala, es sólo cuestión de gusto. Por suerte…