Reseña del libro Ángeles Maraqueros
Por Pedro Flores*
Mateo del Pino, Ángeles (ed.), Ángeles maraqueros. Trazos neobarroc–s–ch-os en las poéticas latinoamericanas. Buenos Aires, Ed. Katatay, 2013. Edición, Estudio preliminar, Notas y Bibliografía de Ángeles Mateo del Pino.
PERSEVERANCIA EN EL EXCESO, escribió en una ocasión Carlos Monsiváis, que en los tiempos que corren, en los que el lector de literatura está tentado por múltiples y tecnológicas razones a recurrir a la ley del mínimo esfuerzo, cabría pensar que el gozo de la forma en la escritura podría tener sus días contados; podría estar lastrado por su propio gusto en la recreación, su morosidad en las maneras. Pero llega el gran escritor mexicano luego a la conclusión, bien demostrada, de que no, de que a pesar de aquel lastre ese fenómeno variado y apetente del regodeo en los atajos de la palabra que llamamos, de forma más o menos discutible, Neobarroco, está más vivo que nunca y encuentra en las distintas literaturas del continente latinoamericano su pasto y su contexto, sus orfebres y su materia prima excesiva y maleable.
Eso también es lo que viene a demostrar este necesario volumen de ensayos que con el originalísimo título de Ángeles maraqueros. Trazos neobarroc–s–chos en las poéticas latinoamericanas edita la casa argentina Katatay, con la coordinación como editora de la incansable profesora e investigadora de la ULPGC Ángeles (maraquera) Mateo del Pino, cuya aportación en los últimos años al corpus del ensayo sobre las literaturas latinoamericanas se empieza a antojar imprescindible.
Creo que a estas alturas no cabe ninguna duda del carácter creativo de la literatura ensayística bien hecha. Más allá de los diferentes grados de destreza en el lenguaje de sus ejecutantes, el texto ensayístico hace un ejercicio de relectura que, además de su interés filológico, puede, y este volumen lo logra, con mayor o menor intensidad en sus distintos capítulos, pero desde luego en su espíritu, ser también un gozo para el lector hedonista.
Ningún comentario aquí sobre los textos reunidos en Ángeles maraqueros podría evidentemente ser fiel al original, baste decir que tanto el que tenga intereses teóricos en los temas abordados como ese lector hedonista quizá ajeno en principio, e incluso reticente a la incursión en este tipo de libros, encontrará a buen seguro, dada la variedad y la originalidad de sus planteamientos, una lectura gozosa en este tomo. Máxime cuando es el espíritu, como decíamos, del libro, la celebración de aquellos autores y textos que tienen en la recreación paroxística de la literatura su razón de ser en gran medida. Colaboran en él autores como Roberto Echavarren (escritor y ensayista uruguayo), Mario Cámara (Universidad de Buenos Aires, Argentina), Ismael Gutiérrez (ULPGC), Nanne Timmer (Universidad de Leiden, Holanda), Jorge Chen Sham (Universidad de Costa Rica), Paula Siganevich (Universidad de Buenos Aires, Argentina), Enrique Foffani (Universidad Nacional de La Plata, Argentina), Jimena Néspolo (Universidad de Buenos Aires, Argentina), Fernando Moreno (Universidad de Poitiers), Macarena Areco (Universidad Católica de Chile), Zenaida Suárez (ULPGC), María A. Semilla Durán (Universidad de Lyon, Francia), Javier Bello (Universidad de Chile), Ángeles Mateo del Pino (ULPGC), Gloria Godínez (ULPGC), Nieves Pascual (Universidad de Jaén) y José Rodríguez Herrera (ULPGC).
Dividido en cuatro partes por afinidad temática, más un Estudio Preliminar: Barroco constante más allá de…, Ángeles maraqueros se compone de los siguientes capítulos: Neobarroco y otras perlas bruncas. Del neobarroso al neoborroso rioplatense. Neobarrocho en la loca geografía y Transbarroco mise en scène y attrezzo. Escritores e investigadores de mayor o menor recorrido, pero con la misma vocación y pasión por el tema tratado, nos brindan en sus páginas un generoso y productivo marco de diálogo y discusión, además de un conjunto de textos inusualmente amenos en este tipo de entregas, amenidad que proviene también del mismísimo soplo vital, excesivo y hedonista del barroquismo del que hace antología y apología.
La fuerza de libros como éste, que es mucho más que una mera recopilación de artículos que giran alrededor de un eje común, reside posiblemente en la capacidad que tienen para conciliar el gusto por la lectura con la profundidad y la erudición; reside quizá en esa simbiosis entre la curiosidad por lo metaliterario, inherente a todo lector avezado, y la posibilidad del acercamiento de lectores más profanos a un modo de plantear lo ensayístico alejado del gusto por los catálogos y los ejercicios museísticos o forenses.
No podemos dejar de mencionar tampoco la dignísima edición, cuyo dibujo de portada ha sido realizado por el pintor cubano Neviller Hechavarría para este libro.
Ángeles maraqueros puede ser, superadas ciertas reticencias iniciales que tienen que ver con otras concepciones de la investigación, una lectura no sólo sumamente provechosa y profesional si se quiere, sino un gozo de lo que nació precisamente con vocación gozosa, lo neobarroco en sus distintas manifestaciones y escuelas.
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PEDRO FLORES, (25 de noviembre de 1968, Las Palmas de Gran Canaria): Escritor y poeta, ha publicado los siguientes libros de poesía: Simple Condicional (1994), Memorial del olvido (1996), La vida en ello (1997), El ocio fértil (1998), Nunca prendimos París (1998), El complejo ejercicio del delirio (1998), La poética del fakir (1999), Diario del hombre lobo (2000), Treinta maneras de volver a Ítaca (2003), Con la vida en los talones. Antología poética 1992-2002 (2003), Al remoto país donde sonríes (2006), En los planes de nadie (2007), Memorias del herrero de Nod (2007), Al este del desdén (2008), Preparativos para la conquista de Brunei (2009), La poesía debe ser como la bala que mató a Kennedy (2010), Como un león de piedra en el arqueológico de Bagdad (2011) Donde príncipes y bestias (2012), El hombre que bebió con Dylan Thomas (2014) y Como pasa el aire sobre el lomo de una bestia (2014). Parte de su obra aparece recogida en el libro La nueva poesía canaria, (editorial Verbum, 2001), De sal y versos (Antología) (2007). Colaborador habitual de revistas literarias y periódicos, entre ellos La Gaceta y La Tribuna, y participante en numerosos recitales. También es autor del ensayo Roque Dalton, una praxis de la inmortalidad (1996) y de la obra de teatro Los huesos del poeta (2009). Su obra Fieras sin música (2005), poesía para niños, es la primera que dirige al público infantil. Además de sus libros de relatos La verdad no importa (2005), Capitanes de azúcar (2007), El tesoro del mocán (2007), El país del viento (2009), Cabeza de rata (2009), Onironauta (2011) y Asha y el comepiernas (2011). Ha sido miembro de diversos jurados de premios nacionales e internacionales, y ha recibido numerosos premios a lo largo de su vida profesional.