El Juego de Ripper de Isabel Allende
Por Beckie Irons.
Me considero un amante completa de las novelas de Isabel Allende, gracias a ellas nació mi amor por la cultura de América Latina. Retrato en Sepia fue el primer libro que leí en español, y La Casa de los Espíritus el primero que leí escrito por un autor latinoamericano. Dos grandes clásicos de la autora chilena. Por lo tanto, habría que decir que con El Juego de Ripper quizás me esperaba una decepción. Esta novela se desarrolla en San Francisco, la trama transcurre en solo algunos meses – un estilo muy diferente de mis queridas novelas de Allende. Sin embargo, lo más importante, es que se presenta como un libro de corte policiaco; un estilo nunca antes intentado por Allende. Debo admitir que Ripper resultó ser muy fácil de leer, debido a su escritura fluida y animada. Algunos de sus personajes resultan familiares para los lectores acostumbrados a la pluma de Isabel; Indiana Jackson, por ejemplo, podría recordar a Carmen un personaje de su libro “americano” El Plan Infinito. Existe también el personaje del abuelo reconocible en Blake Jackson y su talentosa hija Amanda. La presencia de la magia como la adivinación y de las energías también son un rasgo de sus antiguas novelas. Sin embargo, no podríamos hablar de un despliegue de realismo mágico en esta historia. Esa es quizás una pena, ya que Allende siendo un ícono literario del realismo mágico podría haber escrito una novela policial maravillosamente compleja.
La trama gira alrededor de un grupo de amigos que, utilizando nombres en código, participan en un juego de rol ‘Ripper’, en un intento de “resolver” diferentes asesinatos que se llevaron a cabo alrededor de una zona en San Francisco. Pasamos la mayor parte de nuestro tiempo con Amanda e Indiana, madre e hija, y recibimos información sobre sus vidas respectivas. Sin embargo, lo que comienza como un juego, empieza a tomar un sentido más serio cuando un patrón emerge, descubriendo que un asesino en serie aún opera. Esta tensión aumenta aún más cuando la pareja de Indiana es asesinada, y, finalmente, Indiana misma es capturada. La falta de pistas y la gran cantidad de asesinatos inexplicables hasta aproximadamente la segunda mitad del libro, puede que canse al lector. El uso de San Francisco como lugar no me parece particularmente central en la trama, quizás solo pone de relieve una diferencia importante entre ésta y las novelas anteriores de Allende. También podríamos adjudicar la elección espacial, a que Allende ahora vive allí con su pareja Willie Gordon, así que no es difícil ver por qué ella podría estar inclinada a utilizar esta configuración en lugar de su país natal Chile.
Es una novela cuyo tiempo es el presente, tanto para el lector como para el autor. Hay numerosas referencias a la cultura actual y popular (el Crepúsculo, la Trilogía Milenio, etc.), y uno sospecha que Allende puede haber estado leyendo demasiado estas novelas de crimen-ficción. Es Interesante ver a Allende experimentar con diferentes formas de atractivo o belleza femenina. Indiana se presenta como algo gordita y no responde necesariamente a los cánones de belleza clásica. Se podría hacer un comentario similar a la reciente obra ‘El Amante Japonés’ de Allende, donde se introduce el concepto de belleza en la vejez.
Hay algunos puntos controversiales en torno al género en esta novela que merecen ser abordados, por ejemplo, el asesino él / ella misma. El multi-asesino es retratado como alguien que tuvo una infancia problemática, numerosos hogares y relaciones abusivas, etc. Además, se nos dice que solía vestirse de mujer cuando era un niño, y de hecho utiliza el travestismo como un disfraz para infiltrarse en la vida de Indiana y así convertirse en un amigo cercano. Ambos hechos son un poco preocupantes. Para empezar, el uso de un niño de una familia con problemas como el asesino en serie sólo sirve para reforzar el estereotipo de que los niños con problemas necesitan ser evitados y controlados por la sociedad. Asimismo la asociación entre travestismo y criminalidad nos advierte que los travestis pueden ser potenciales criminales. Tal vez sea demasiado volátil, en el contexto actual, utilizar el género múltiple como una faceta de la individualidad con problemas de su pasado, además como defensora del feminismo y los derechos de la mujer, Allende debería mostrar mayor apertura sobre este tema. Aunque hay algunos agujeros en este libro, yo diría que, como un intento de un género completamente nuevo, Allende lo ha logrado en Ripper. Cualquier lector que disfrute de su estilo será igualmente cautivado por este nuevo conjunto de personajes, que con entusiasmo siguen sus vidas a medida que intentan dar caza a un asesino. Sería interesante saber lo que un amante del crimen-ficción pensaría de esta novela.