Poemas de Miroslava Rosales
Miroslava Rosales (San Salvador, 1985) estudia la Maestría en Literatura Hispanoamericana en la Universidad de Guanajuato, México. Es integrante de la red de centroamericanistas O ISTMO (Brasil), del equipo coordinador del Grupo de Trabajo Clacso «El istmo centroamericano: repensando los centros» y editora de la revista mexicana Cuadrivio. Su trabajo aparece en las antologías Nuevas voces femeninas de El Salvador (Editorial de la Universidad de El Salvador, 2009), Una madrugada del siglo XXI (2010), Las perlas de la mañana siguiente (2012), Ventanas de libertad (Secretaría de Cultura, 2014), The Theatre under my Skin. Contemporary Salvadoran Poetry (Teatro bajo mi piel. Poesía salvadoreña contemporánea) (Kalina Editorial, 2014), Resistencia en la tierra. Antología de poesía social y política de nuevos poetas de España y América (Chile: Ocean Sur, 2014), Segundo índice antológico de la poesía salvadoreña (Índole editores/Kalina editores, 2014), Mujeres que se crean a sí mismas. Antología de mujeres salvadoreñas (Secretaría de Cultura de San Salvador y Valparaíso Ediciones de España).
Variaciones de la ciudad
hablo de la ciudad construida por los muertos,
habitada por sus tercos fantasmas, regida por su
despótica memoria
Octavio Paz, en Árbol adentro
Muchacho
esta ciudad mi úlcera
la raíz más amarga entre mis dientes
puñal entre mis piernas
la venerada virgen en los altares de la política
la digerimos lentamente en la mañana con el tráfico y el smog y la bachata y el chillido de los noticieros
la vomitamos luego de cada borrachera cerca de la lotería o por el parque San José o la Zona Real
el jolgorio con Pílsener y mujeres con lentejuelas y pirotecnia en los corazones
la sorbemos en el añejo Bella Nápoles
es
un cuerpo canceroso cuyas vértebras se van fracturando
la pega para los hambrientos
la cárcel para los que buscan la detonación de las palabras más inconformes
(estoy sola
y soy un cedro en este infierno)
Un cocodrilo me podría degollar en la esquina más inesperada
en la estación de autobuses inservibles
a la salida de un centro comercial
así
mi nombre pararía en un cementerio clandestino
junto a miles de desaparecidos
los que una vez cantaron el himno con orgullo en las escuelas parecidas a las ratoneras
y que elevaron plegarias en las iglesias hoy clausuradas por los terremotos de la lujuria
La ciudad no es piadosa con el cascajo
con el recién nacido abandonado en la neblina
ni con la joven atropellada frente a las harpías de las cámaras de televisión
ni con los vagabundos y las prostitutas que colman su pequeño vientre como fetos enfermos
ni con los jardineros que cuidan del espíritu
ni con los drogadictos de las aceras que se acumulan como promontorios de basura
Las manos a cualquiera podrían cortarles en esta ciudad si se entrega a los girasoles y a la contemplación de las cordilleras acariciadas por el atardecer
para luego venderlas en las carnicerías
o servirlas en los banquetes de los pobres
(bien en un orfanato)
en
esta
ciudad
le disparan al corazón más necesitado de brisa y armonía
al más necesitado de bailes y frutos
al más necesitado de caricias de violines y delfines
Es normal encontrar cabezas colgando de las lámparas
o de los árboles
o rodando en los parques como pelotas de fútbol
(un deporte muy divertido)
en esos parques los columpios ya no albergan las risas ni la vivacidad de árboles amarillos
ni el encanto acaricia su grama que una vez sirvió a los enamorados
Sabes muchacho
los habitantes de esta ciudad
bajo el techo del excremento
devoran las mujeres con fiebre y alcohol y entregan su sangre a las alcantarillas
no hay aurora capaz de darnos esperanza
Muchacho
la pequeña ciudad
el cadáver que todos los días cargamos en silencio
La cárcel
Erika
un diminuto roedor de una cárcel del Pacífico
olvidada moneda roja Erika
Corría en la casa con piso de tierra de una Nicaragua remota
como niña que desconocía las aves rapaces y los aguijones y la herrumbre
Sabía de la risa de las cometas
de los mangos en el mercado bajo el sol de verano
de la luna
besando las mareas de su cabello tan negro
como un caballo de petróleo
Su canto poco a poco se volvió el cernícalo de un edificio deteriorado
muy brevemente conoció la miel y las mariposas de la mañana que vestían el corazón de su madre
(ahora reza por su hija desaparecida)
Trabajaba
en El Manguito
Día a día abría sus piernas a los leones de las calles más calurosas
y
se consumía en los torbellinos de la cerveza el crac y la cocaína
en la gangrena de sus clientes
y
en El Manguito
una casa del centro de la ciudad
custodiada por cucarachas
nadie
le besaba con el cuidado que se le da a un jardín de peces
Dar plegarias a su corazón sin allegro y viento
abandonado en una cárcel del Pacífico
Escrito del encierro
¿Pero por qué no vienes a este encierro?
Mis días pasan frente a las rejas y se inundan de punzantes susurros
Poco a poco
me convierto en polvo
arena
cemento
cal
hierro retorcido
cajón de piojos y pellejos
El sol entra por una rendija lentamente
pero muy rápido se extingue de mis poros
Mi único consuelo son los días de playa con estrellas de mar que viví a tu lado
los días formados por los corales del alborozo
Tan lejos la dicha de las palmeras
que ya no puedo tener su sabor
Eres mi amor multiplicado en la tierra de las mariposas
la geografía colmada de resplandecientes pericos
la catarata de semillas de girasol cayendo sobre mi cuerpo
una montaña bajo la lluvia de julio
Mi amor multiplicado
que en mis manos es un loroco acariciado por la alegría
¿Pero por qué no vienes a este encierro?
Mi risa
poco a poco se cubre de lodo
Tengo miedo de ser una casa abandonada
con goteras y orines dentro
de que este corazón
se vuelva una celda con pájaros y gatos muertos
Y mis hijos
Y mis hijos
Y mis hijos tan lejos de mis latidos incandescentes
Mi corazón tan lejos de tus latidos incandescentes
Y mi esposo tan fuera de mi campo magnético
tan extraño a mi lava
tan satelital
Él no sabe que mi corazón es tuyo desde hace años
que mi cuerpo busca tu aroma en los incendios de la memoria
que mi cuerpo de 24 pétalos solo necesita de tu vuelo
Remota la dicha
Remota esta dicha de los días de playa y discotecas enloquecidas
Y solo recuerdo ese primer día en este cuaderno
ese día de baile y risas tan solo tocado por el esplendor de las naranjas
Yo estaba vestida de sol con lentejuelas a la orilla
No conocía las sombras voraces del encierro
ni las espinas de la indiferencia
ni los alacranes
Ay, estás allá
allá perdido entre cocodrilos
tan lejos de mí
tan lejos de este volcán que no tiene sosiego
tan lejos de los egregios caballos de mis noches
¿Y mis hijos me reconocerán a mi regreso?
¿Y adónde echaré este amor tan alto como la antena de un rascacielos?
¿Y adónde lo ocultaré si es un reflector en mi descenso?
¿Y adónde pararán mis lágrimas venidas de mi hígado?
¿Y por qué este cuerpo es una brasa una leona que te llama locamente?
¿Y por qué tantas rejas y no las escaleras para mis palabras?
¿Por qué mi cuerpo un racimo de uvas en descomposición?
¿Un galopar que solo encuentra paredes?
Dime amor
¿Vendrás a este encierro con las gotas del amanecer en tu boca?
La visita íntima
Amor te he esperado tanto tiempo amor detrás de los barrotes
¿por qué hasta ahora tus besos de miel en mis pechos vuelven a ser caballos?
¿por qué mis correos no tenían más que muros de respuesta?
Te he esperado tanto
que mi jardín
se pobló solamente de cactus y serpientes
Era una astilla sin poder bailar
No pensé que vendrías ahora
que esta noche
al fin
entraría de nuevo a tus olas nocturnas
Estoy muy desaliñada perdona
Mi corazón no entiende de la brisa
ni de los árboles rojos en las aceras
ni mucho menos de la sinfonía de gladiolos
No sé qué se hace allá afuera
No sé qué es el mundo
¿Cómo rueda?
¿Cómo son las calles ahora? dime
¿Hay niños en los parques?
¿Hay cocodrilos disparando en las esquinas?
Acá solo ventanas y puertas que se cierran
gritos retenidos
cartas con tinta de rencor
No sé qué es el mundo
si los murmullos en forma de picahielo me cubren
Poco a poco soy una ladera que se erosiona
¿Por qué desapareció de mi columna el alborozo?
¿Por qué no besas mis pezones
y los muerdes
como manzanas en fiesta de año nuevo
y los celebras con fuegos artificiales?
¿Por qué no recorres mi vientre que guarda tu nombre
como un cofre de perlas?
Mira que mi dicha solo es eso
solo la gota de tu universo
Te he esperado tanto tiempo
que pensé que mi cuerpo ya no reconocería tu nostalgia de buque abandonado
Ven
busca en mi cueva el esplendor con tu lengua
Ven y baja
hazme sentir que la vida es más que un martillo
Ven y baja
hazme tener un arcoíris dentro del corazón atormentado por termitas
Ven y baja
hazme ser un marzo colmado de maquilishuat
Ven y baja
hazme heliconias en los bordes de mi sonrisa
Ven y baja dulcemente
dulcemente
dulcemente
Hazme volver al baile de los cometas